La inversión en commodities o materias primas tiene su profundidad mucho más allá del oro o del petróleo. El uranio es, en estos momentos, la materia prima que brilla con luz propia y se posiciona en el foco de inversión de múltiples gestoras de activos. La razón es bastante evidente, en lo que va de año los futuros de uranio se han revalorizado un +60,87% y se espera que el crecimiento vaya a más.
De hecho, si echamos un vistazo a la evolución YTD de los principales recursos naturales, podemos ver que el uranio es sin duda el activo que más crece. Por su parte, el Gas Natural sería el gran perdedor, tras haber registrado un 2022 récord.
Ante semejante situación, los Hedge Fund y determinadas gestoras de activos han incrementado su exposición al uranio en las últimas semanas. La inversión más habitual se traduce en tres posibilidades: adquirir futuros sobre uranio, comprar acciones de empresas productoras o invertir en ETF de uranio.
Respecto de las empresas, encontramos nombres como Kazatomprom, Cameco, Uranium One, Orano o Swakop Uranium. Vale la pena resaltar que se trata de un sector muy cerrado en donde la producción queda en manos de un reducido grupo de compañías. Si miramos al mercado ETF, gestoras como Global X o VanEck cuentan con los fondos más destacados.
Los fondos de inversión vigilan de cerca la evolución de la oferta y la demanda
Detrás del incremento de precios que estamos viendo, hay una serie de factores que, como siempre, tienen su reflejo o bien en la oferta o en la demanda. Si la primera se reduce y la segunda se incrementa, la subida de precio es inevitable.
Por el lado de la demanda, cabe señalar la última publicación realizada por la Asociación Nuclear Mundial. En su informe de perspectivas para 2040, este organismo contempla un escenario base en el cual las necesidades de uranio se duplicarían frente a las actuales cifras:
“Las necesidades mundiales de reactores de uranio en 2023 se estiman en unas 65.650 tU. En el Escenario de Referencia se espera que aumenten a casi 130.000 tU en 2040, con necesidades aumentando a 184.300 tU en el Escenario Superior y casi 87.000 tU en el Escenario Inferior para la misma fecha.”
A este respecto, cabe mencionar hechos como la carrera nuclear en la cual se ha metido China, con un total de 57 proyectos en marcha sobre el total de 436 plantas activas en el mundo.
Por el lado de la oferta, existen dos problemas principales. El primero es el riesgo geopolítico, como veremos más adelante, la mayor parte de la producción se efectúa en zonas de países emergentes. Donde los conflictos están a la orden del día, así como la inestabilidad gubernamental.
Por otro lado, una reseña elaborada por la Agencia Internacional de la Energía Atómica habla de la posibilidad de que el ritmo de producción no sea suficiente para cubrir el gap en el corto plazo.
Dicha reseña establece que entre 2023 y 2026 exista una clara ineficiencia en la cadena de suministro. Esto haría que el precio del uranio se dispare en el corto plazo, situación que aprovecharán los fondos de inversión:
“La producción de uranio a partir de las minas existentes se reducirá en un 30 % hasta 2035 por el agotamiento de los recursos y el cierre de las minas, y las nuevas minas solo compensarán la capacidad de las minas agotadas. Ambos informes muestran que es posible que entre 2023 y 2026 la demanda de uranio supere la oferta. A fin de colmar la brecha y alcanzar para 2035 las 30 000 toneladas anuales que se precisan, en los próximos diez años las posibles nuevas minas deberían comenzar a producir uranio.”
¿Quién produce el uranio en el mundo?
El uranio se está convirtiendo en un recurso natural de alta demanda y por lo tanto supondrá a futuro una importante fuente de ingresos a los países productores del mismo.
Si atendemos a uno de los últimos informes de Tellimer Research, podemos advertir que 8 de los 10 principales productores son países emergentes. A la cabeza de la lista se situaría Kazajistán con 21.227 toneladas, seguida a distancia por Canadá, que ocupa el segundo lugar produciendo 7.351 toneladas:
Se espera (y desea) que, con el incremento exponencial de la demanda que se proyecta de cara a los próximos años, estos países multipliquen sus operaciones de extracción.