El Gas Natural Licuado (GNL) es un recurso básico en el proceso de transición energética que los países desarrollados están llevando a cabo. Textos como los Acuerdos de París, firmados el 22 de abril de 2016 por 195 partícipes, suponen el compromiso de una reducción del calentamiento global. En dicha reducción, el GNL sirve para sustituir a los combustibles que generan una mayor polución, mejorando con ello la calidad del aire.
Sin embargo, expertos en la materia empiezan a alertar sobre la imposibilidad de que haya GNL suficiente como para cubrir las crecientes necesidades, toda vez que los países aceleran su transformación y la demanda va en aumento. Uno de los últimos en pronunciarse ha sido el presidente de Mitsui & Co., Kenichi Hori, quien contempla el futuro inmediato con cierta inquietud.
La escasez durará hasta la entrada en funcionamiento de nuevos proyectos
La entrevista realizada a Hori a través de Bloomberg ha servido para poner el foco en una peligrosa realidad, y es la falta de infraestructuras capaces de atender el volumen de demanda que se espera en los próximos años. La industria se ha puesto manos a la obra y de hecho hay múltiples proyectos en fase de construcción, pero se trata de estructuras complejas que llevan tiempo.
La opinión de Hori no es aislada y siquiera obedece a los augurios más pesimistas. Según el último informe LNG Outlook 2023 de la energética Shell, aún y con los proyectos iniciados y en estudio, el gap entre la demanda mundial y el suministro mundial se irá acrecentando con el paso de los años. Podríamos ver un momento de acople en 2026 y 2027, pero a partir de 2028 el margen se irá ampliando con fuerza:
Según los expertos, el mercado del GNL presenta una importante proyección que justificaría la inversión en nuevas infraestructuras, a pesar de su alto coste y su extensión en el tiempo. La consultora Mordor Intelligence estima que de aquí a 2028 el crecimiento será de un 6,75% en tasa CAGR. De esta forma, estaríamos pasando de los 74.600 millones de dólares de 2023 a cerca de 103.410 millones para 2028.
El mismo estudio llama la atención acerca del foco de demanda de GNL. Asia-Pacífico se convertirá en la región con un mayor volumen de importación, aglutinando el 72% de las transacciones totales. China será el país que destaque sobre el resto, pues en paralelo a este trazado temporal se irán culminando las centrales regasificadoras que tiene en construcción.
¿En qué situación se encuentran España y Europa?
El Viejo Continente asiste a una situación un tanto compleja. Tradicionalmente Rusia era el principal proveedor de gas junto con Argelia, especialmente para la zona central del continente. A raíz de la guerra en Ucrania, los gaseoductos con Moscú se cerraron. El efecto directo supone que hay un gap de suministro que de cara a 2030 podría llegar a los 140 millones de toneladas de GNL:
Por suerte, Europa logró encontrar sustento a través de la importación por vía marítima, siendo EEUU el principal suministrador de esta materia prima. En la siguiente gráfica se puede observar cómo, a partir de enero de 2022, las exportaciones a Europa desde Norteamérica (en gris oscuro) se han disparado hasta convertirse en la mayor proporción de todo el canal:
Como veremos más adelante, el suministro de GNL por vía marítima supuso un lucrativo negocio que creció al mismo ritmo que lo hicieron los precios de la materia prima. Sin embargo, cuando Europa dio por satisfecha su demanda, la caída de las transacciones se produciría con la misma velocidad.
Las reservas están llenas
Tal y como puede constatarse en los informes de inventario de AGSI, la base de datos agregada de la GIE europea, el continente cuenta ahora mismo con las reservas de gas completamente llenas, lo que garantiza una estabilidad de suministro a corto plazo.
Cabe señalar que España es una de las principales potencias de regasificación del mundo y la puerta de ésta en Europa.
El proceso de regasificación es aquel por el cual se devuelva al gas natural a su estado original (gaseoso) desde su condición previa de gas licuado. Por tanto, la falta de GNL en las reservas tiene impacto directo en el suministro a todo el continente.
A este respecto, indicar que el país cuenta también con unas reservas de GNL estables que pudieron entrar en niveles ordinarios tras una caída importante al comienzo de la guerra en Ucrania.
Semejante situación habría impactado directamente en los precios de cotización del GNL. Los datos de la EIA estadounidense nos muestran un claro movimiento de “V” invertida, arrancando en enero de 2022 a 8,56 $ por cada mil pies cúbicos, llegando a 16,72 $ en septiembre del mismo año y finalmente bajando a los 6,62$ que se han registrado en julio del presente año.
El punto de inflexión en el gráfico queda señalado en el mes de septiembre de 2022. Vendría a marcar el momento en que las reservas llegaron a niveles aceptables y se redujo el ritmo e intensidad de las compras.
De hecho, tan solo un mes después, sería noticia las decenas de barcos cargados de GNL que permanecían parados en aguas europeas a la espera de descargar una mercancía que ya no resultaba tan perentoria.
Previsión a medio plazo: cautela
Aunque la situación actual de Europa es cómoda, en tanto que cuenta con reservas más que suficientes y además ha tenido el acompañamiento del clima para no tensar demasiado la demanda, todo podría cambiar en el medio plazo.
El principal factor a vigilar es la evolución de la guerra en Ucrania. Aunque es posible que las relaciones nunca vuelvan a ser como antes, se puede estimar que en el momento en que finalice el conflicto se levanten las restricciones al gas ruso. Tal situación sería beneficiosa para los intereses del Viejo Continente.
En caso de que la ruptura de relaciones sea irreversible y Moscú se vuelque hacia oriente, ya sabemos que la demanda de GNL en Asia se va a disparar, lo que de seguro afectará a la oferta disponible para los europeos y se traducirá en un encarecimiento insalvable.