A día de hoy es probable que pocos empresarios sean capaces de competir con el ego de Elon Musk y Sam Altman, o lo que es lo mismo los CEO de Tesla y OpenAI respectivamente.
Genios polifacéticos, amados y odiados por igual, parece que se disponen a librar una batalla por el talento de los ingenieros de software. La IA es el futuro más claro para aquellas empresas que quieran crecer por encima del resto, y es por eso que sus desarrolladores están viéndose altamente cotizados.
Distintos medios como Fox Business, Observer o Fortune han estado hablando en los últimos días de una guerra velada por atraer el talento del rival. El pasado día 3 el propio Musk era el encargado de reconocerla situación a través de su cuenta en Twitter, dentro de lo que calificaba como “la guerra de talentos más loca jamás vista”:
Ethan is very talented, but “vision chief” would be overstating things.
There are over 200 excellent engineers in the Tesla AI/Autonomy team. Tesla’s pace of progress with autonomy is accelerating.
The talent war for AI is the craziest talent war I’ve ever seen!
— Elon Musk (@elonmusk) April 3, 2024
Como era de esperar, Tesla se ha visto obligada a mejorar sustancialmente los salarios de sus ingenieros para poder retenerlos. Al mismo tiempo se ha creado la startup xAI, con la que pretende dar batalla en el mercado de dominado por ChatGPT.
La mentada guerra al parecer no se habría limitado a estas dos empresas, aunque sus nombres son bastante sonados dentro del sector y de ahí que hayan saltado a primera plana.
Se sabe que Meta también está captando talento a través de ofertas agresivas, y que el propio Zuckerberg habría intervenido en el proceso de búsqueda de nuevos empleados. Google es otro de los nombres detrás que también están agitando el avispero de las contrataciones.
El futuro inmediato de Tesla pasa por la IA y la conducción autónoma
Adam Jonas, analista de Morgan Stanley y uno de los máximos seguidores de Tesla en el mercado, es probablemente quien mejores pronósticos espere para la compañía en los próximos doce meses. De hecho, en su revisión efectuada el pasado 4 de abril le otorgó a la empresa un precio objetivo de 310 $, lo que supone crecer un +79% desde los actuales niveles.
Para Jonas, las dos patas clave del crecimiento van a ser precisamente la IA y la conducción autónoma, entendida la segunda como la máxima expresión de la primera. El as bajo la manga de Elon Musk sería Dojo, la supercomputadora con la que Tesla pretende entrenar a posteriori a los nuevos algoritmos de inteligencia artificial, con el objetivo de ser un precursor de la ansiada AGI (inteligencia artificial general) que para muchos es el futuro de la propia IA.
Yendo un paso más allá, cabe recordar que Tesla guarda en su recámara el lanzamiento de los humanoides Optimus, el robot de servicios que pretende sustituir por peso al negocio automovilístico en la próxima década. Los ingenieros de software de la empresa trabajan en un discreto segundo plano con el objetivo de dotar a estos androides de tecnología IA puntera, por lo que podríamos tener una sorpresa preparada para dar un giro a la cotización de TSLA.
Un mal arranque de año para las acciones de TSLA
Desde que comenzase el 2024, las acciones de Tesla han caído por debajo del -30% en una dinámica que parece haberse asentado. Sería así la acción dentro de los Siete Magníficos que peor comportamiento presenta, una situación radicalmente opuesta por ejemplo a la que nos brinda NVIDIA con un +80% en el mismo periodo.
Además, parece que el rumbo de Tesla habría encontrado un soporte tangencial bajista que a priori no parece tener visos de cambiar. De hecho, el título está por debajo de sus medias móviles a 50, 100 y 200 sesiones, lo que le sitúa en una posición delicada:
Sin embargo, por buscar una lectura positiva a los indicadores de la acción, sí que podemos observar cómo el RSI está poco a poco escalando y tratando de entrar en terreno positivo. Algo parecido vemos en el DMI, que de igual modo parece querer cruzar la señal y volver a senda de crecimiento. Parece que vamos a necesitar un último empujón para que todo esto tome efecto.