Una vez finalizada la fase de investigación previa, el Banco Central Europeo (BCE) arranca el conocido como periodo de preparación para convertir al euro digital en una realidad. Dos años ha necesitado el organismo para estudiar el diseño y las posibles implicaciones de un medio de pago, que antes, incluso de ver la luz, ya genera polémica.
En caso de llegar a emitirse, cosa que sabremos una vez concluya la actual, el euro digital sería la primera CBDC (Central Bank Digital Coin) del orbe occidental.
En oriente, China lleva desde 2020 con el yuan digital en fase de prueba, siendo utilizado ya en cerca de una veintena de provincias diferentes.
Las principales economías mundiales han acelerado el desarrollo de las CBDC con el objetivo de luchar contra el amenazante riesgo que suponen las criptomonedas.
La posibilidad de que una moneda digital totalmente descentralizada pueda terminar convirtiéndose en un medio de pago habitual supondría una pérdida de control por parte de los Bancos Centrales. De ahí que estos organismos deseen tomar la delantera con propuestas de este tipo.
El concepto de euro digital y su implantación
El euro digital es, en síntesis, un medio de pago electrónico público y completamente gratuito. La idea (supuestamente) es que sea utilizado en paralelo al dinero físico tradicional, ampliando de esta forma las vías de pago. Se podrá utilizar además tanto en formato online como en formato offline, lo que resulta muy útil para aquellas regiones europeas donde la conexión a internet es mala o directamente inexistente.
El valor nominal de cada euro digital es 1 €. Dicho precio será inmutable e inalterable, porque según nos dice el BCE no se trata de otra moneda diferente, sino de la misma moneda en distinto formato. Podremos intercambiar euros físicos por euros digitales en cualquier momento y la par será siempre 1:1.
A pesar de que a priori parece una idea interesante, hay quien lo ve más bien como una amenaza. Uno de los aspectos más criticados es el que tiene que ver con la privacidad.
En este momento, los pagos en efectivo escapan totalmente de cualquier control, ofreciendo una libertad financiera al individuo que corre el riesgo de perderse. No obstante, los artífices del euro digital hacen hincapié en que la modalidad offline preservaría el mismo anonimato.
Pero no es una stablecoin
Una de los errores más comunes a la hora de hablar del euro digital es confundirlo con las conocidas como stablecoins, al estilo de Tether o USDC. Aunque puede que en concepto sean similares, lo cierto es que en el fondo son completamente diferentes entre sí.
Para empezar, las stablecoins no están respaldadas salvo por un algoritmos o las reservas del emisor, mientras que el euro digital sí está respaldado por el BCE. Además, las stablecoins no dejan de ser activos que pueden llegar a perder la paridad con su benchmark. El euro digital no presentaría ese problema porque no cotiza, es la propia moneda.
Calendario de plazos
El proyecto del euro digital nace oficialmente cuando se pone en marcha el periodo de investigación, esto fue en octubre de 2021, justo tres meses después de que se realizase el anuncio a través de un comunicado oficial.
Con los resultados del estudio en la mano, el siguiente paso que se realizó fue una propuesta de reglamento que se presentó el pasado mes de junio. Aunque el trabajo recae principalmente en el Banco Central Europeo, las repercusiones que tendría la emisión de esta moneda requieren de un marco legal y jurídico complejo. Es precisamente en este apartado en donde se concentran las aspiraciones de quienes rechazan el euro digital, pues saben que un choque frontal con la legislación europea podría dar al traste con el lanzamiento.
El pasado día 18 de octubre, a través de una nota de prensa, el Consejo de Gobierno del BCE anunciaba públicamente que el proyecto entraba en la nueva fase. Dicha fase, conocida como Fase de Preparación, durará dos años. Entre sus cometidos está la de terminar de preparar la reglamentación, estudiar a los proveedores y realizar pruebas en abierto.
En cualquier caso, aunque los medios estén dando por sentado que el euro digital se va a emitir, la decisión no está tan clara. El Director General de Operaciones, Mercados y Sistemas de Pago del Banco de España, Juan Ayuso, se ha pronunciado a través del blog del propio organismo valorando el anuncio de la fase de preparación:
“El acuerdo del BCE supone acometer los preparativos para emitir un euro digital si se considera necesario. La decisión de emitirlo, sin embargo, no se ha tomado todavía”
Juan Ayuso
Con todo, nunca está de más conocer cómo repercutirá en nuestro día a día este activo si finalmente se lanza en un futuro. Está previsto que la decisión final se conozca a finales del 2025.
Críticas y miedos en contra del euro digital
Quizás el miedo más difundido y compartido en diferentes redes es el que refiere a la potencial manipulación que podría hacerse sobre nuestros hábitos de consumo.
En China se ha visto el caso de que el gobierno ha implantado una suerte de puntos de ciudadanía, que limitan la actividad de los habitantes si dicha puntuación es baja. Si además el mismo gobierno tiene el control sobre el dinero de ese ciudadano, vía yuan digital, la sumisión podría ser absoluta.
Ahora bien, estamos hablando de un país como China y lo comparamos con una unión monetaria de diferentes estados como lo es la zona euro. Son elementos totalmente distintos. Además, dentro de su estructura se ha tenido en cuenta que el euro digital no pueda ser programable, de forma tal que el emisor no podrá decidir sobre cómo gastas el dinero.
El otro gran temor hacia el euro digital proviene por el potencial riesgo que podría suponer de cara al sistema financiero. Europa cuenta con una red bancaria amplia y consolidada, con una fuerte implantación. Desde el BCE confían en que el euro digital no afecta de manera alguna al crédito. Entre otras iniciativas, se ha propuesto limitar la cantidad de euros digitales que cada ciudadano puede tener, evitando así las fugas de depósitos.