En el día de ayer se dieron a conocer los datos adelantados de la inflación en España. El resultado ha sido un crecimiento, desde el 2,8% de febrero al 3,2% proyectado para marzo. Con ello, habríamos recuperado el mismo nivel de precios que teníamos en la lectura de noviembre de 2023.
El mismo informe, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), refleja que la inflación subyacente prosigue con su senda de relajación, y pasa del 3,5% de febrero al 3,3% actual. Se trata de un dato de especial relevancia, y supone un 4,2% menos de lo registrado durante el mismo periodo de 2023.
La inflación en España, al detalle
Si nos atenemos a la lectura de los resultados que publica el INE, podemos observar que el principal factor que ha influido en la configuración de la inflación en España ha sido la electricidad. Desde el pasado 1 de marzo se puso fin a la rebaja extraordinaria del IVA, medida que el Gobierno aprobó en su momento cuando el precio estaba disparado. Dicha rebaja suponía rebajar del 21% al 10% el gravamen.
El condicionante para mantener esa medida era tener el precio del megawatio/hora por encima de 45 €. Sin embargo, la caída de los derechos de CO2, el hundimiento del precio del gas y el excedente energético generado por las fuentes renovables han rebajado dicho precio. El mercado de futuros además confirma que se mantendrá así por mucho tiempo.
Otro factor que ha contribuido al incremento de la inflación en España es el incremento en el precio de los carburantes, que en estos momentos acumula nueve semanas ininterrumpidas de subidas. El motivo principal sería el pacto de recorte de producción emprendido por organismos como la OPEP.
Atención sobre el IPC core o inflación subyacente
Al margen del dato de inflación, lo que de verdad importa a los analistas es la lectura del IPC core o inflación subyacente. Se trata del registro de precios en donde se eliminan los componentes de extrema volatilidad que son la energía y los alimentos perecederos. Con ello, vamos a obtener una lectura de precios mucho más aproximada a la realidad.
Así, la inflación subyacente es la que nos mide por ejemplo el incremento de coste en los servicios. Precisamente en este punto hemos visto un repunte acentuado, sobre todo en lo que tiene que ver con el turismo y la hostelería. El precio de los billetes de avión también se ha encarecido notablemente, y del mismo modo lo han hecho los gastos de alojamiento.
La importancia de la inflación para la marcha económica
Al margen de tratarse de un indicador que pone negro sobre blanco sobre el incremento del coste de la vida, la inflación es el elemento que marca el rumbo de los diferentes bancos centrales a escala global. El mandato de estos organismos reside principalmente en el control de los precios, frente a lo cual responden principalmente con medidas de política monetaria.
La espiral inflacionista que vivimos tras la crisis Covid supuso emprender una agresiva estrategia de subidas de tipos de interés. Con ello, los bancos centrales buscaron deprimir las economías a través de “crisis controladas”, en donde los tipos altos iban a restringir la capacidad de endeudamiento y con ello frenarían el gasto, lo que consecuentemente hace bajar los precios. Dichas crisis indefectiblemente influyen en los mercados, tal y como reflejaron las caídas del Ibex 35 y otros grandes índices.
Tal y como podemos observar en la siguiente gráfica, desde finales de julio de 2023 los tipos de interés en EEUU permanecen congelados en el 5,5%. Por lo que respecta al Viejo Continente, el BCE congeló tipos a mediados de septiembre de 2023 en el 4,5%:
Mientras la inflación se mantiene persistentemente alta, no hay lugar para relajar los tipos. Sin embargo, una vez vemos que ésta comienza a descender es cuando podemos comenzar a pensar en la relajación. Según lo expuesto por los propios bancos centrales a lo largo de las últimas comparecencias, se marca en el calendario el segundo semestre del 2024 para comenzar a bajar los tipos. El ritmo y la intensidad de esas bajadas es lo que tendremos que seguir de cerca, ya que influirán positivamente en la marcha de la renta fija y la renta variable.