Los conceptos que engloba la Inteligencia Artificial (IA) se han vuelto cada vez más familiares a todos durante este año. Se trata de un tipo de tecnología que utiliza algoritmos específicos para un determinado fin. A razón de esto, grandes empresas han destinado recursos para desarrollar productos que la acerquen al público, claro ejemplo de OpenAI con ChatGPT.
Este tipo de plataformas, capaces de ofrecer información de una manera cercana, se postulan como un adelanto trascendental. Que incluso podría llegar a resolver muchas de las problemáticas que aquejan al ser humano. Gracias al volumen de datos que es capaz de procesar.
La IA se alimenta de información, se enriquece y avanza; sin embargo, no todos los sectores confían en ella a ojos cerrados, como es el caso de los expertos en Ciencias. Los científicos tienen razones puntuales para no abordar su uso de manera integral.
1. La IA debe ser enriquecida con datos para poder contribuir
Este tipo de chatbots o plataformas capaces de interactuar y resolver problemáticas, se asemeja a conversar con un especialista humano en algún área. El mundo continúa a la expectativa de si finalmente hará el trabajo que hoy realizan los humanos, al menos en algunos puestos.
Pero, la labor científica requiere de análisis e investigaciones muy extensas antes de postular alguna hipótesis resolutiva. Además, la mayoría de las preguntas que el enfoque científico desea responder lleva años de investigación y recopilación de datos.
Por lo cual, la IA no siempre cuenta con todo lo necesario para estar a la altura de facilitar soluciones adecuadas. Puede aprender, como lo hace la IA generativa, que avanza a pasos agigantados en este sentido, pero los científicos del mundo deberán aportar información a sus algoritmos antes de confiar en sus resoluciones.
2. Requiere supervisión humana
Cada interacción con la IA no debería ser tomada como palabra sagrada, es decir, si lo que se espera es obtener la respuesta final de una incógnita o investigación, aún se está lejos de esto. En contraste, las resoluciones científicas son superadoras.
La IA puede incurrir en errores graves de conceptos, en datos mal cargados u obsoletos. Lo cual es delicado de afrontar cuando hablamos del campo científico, donde se tratan temáticas específicas que requieren seriedad y confiabilidad y es vital evitar el sesgo de los datos.
“Una gran cantidad de información generada a través de ChatGPT proviene de fuentes no académicas”, manifestó Viswanath Vittaladevaram, técnico en computación que colabora en la Universidad de Galway de Irlanda.
Debemos centrarnos en que el avance científico es como los deslabones de una cadena, se continúan y relacionan. Si la respuesta o punto de vista que se consigue mediante el uso de la IA no es el adecuado, también se arrastra un error. En este momento de la historia, los científicos deberán revisar cada respuesta que este tipo de tecnología propone, y confirmar si es o no adecuado para sumar a su caso de estudio.
3. El pensamiento científico se construye, no conviene cederlo a la IA
Diversas tareas pueden llegar a ser automatizadas para que los investigadores en ciencias vean facilitado su trabajo diario. Tales como el envío de emails o su correcta redacción, ya que es una profesión donde existe migración de recursos humanos entre países. Si bien el inglés es el idioma central, no es la lengua madre de muchos de ellos.
Entonces, la IA puede ayudar a que las redacciones de documentos mejoren y que un comunicado sea correcto, acercando su comprensión al usuario. Aquí se estará ahorrando tiempo, pero no el esfuerzo de hacer una evaluación analítica del caso de estudio.
A estos profesionales les lleva dedicación desarrollar el pensamiento científico, donde interactúan el análisis, la observación y la experimentación. Se obtienen datos fehacientes, resultado de pruebas que enriquecen sus capacidades.
Confiarse en lo que la revolución tecnológica trae sería ceder la potestad y el entrenamiento que les permite continuar en busca de resultados. Es necesario, al menos hasta el momento, que se refuerce el espíritu crítico y ser capaces de mantenerse en control de cada paso en sus investigaciones.
La IA puede convertirse en una gran aliada
Entonces, son muchas las razones que existen para que los científicos continúen escribiendo sus propias investigaciones, analizando los datos que obtienen, evaluando sus avances. Estamos lejos de simplemente sentarnos a esperar que la IA traiga las respuestas que el mundo necesita.
Incursionar en este tipo de tecnología dependerá de las diversas profesiones, algunas sabrán aprovecharla mejor y otras se verán muy limitadas. Mientras los sistemas computacionales se enriquecen y ganan celeridad, los científicos serán de gran ayuda para complementar las fuentes que la IA utiliza.
Por último, no debemos desconocer que existe la posibilidad que muchos investigadores en ciencias de todo tipo se muestren recelosos de compartir sus adelantos. Además de ser cuidadosos en enfocar su tiempo y recursos a sus labores y no simplemente sumar a la IA como una compañera de equipo.
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