Con el cierre del año llegan los últimos movimientos en el campo de las fusiones y adquisiciones dentro del panorama empresarial. Sobre la mesa está todavía el acuerdo de unión entre Orange y MásMóvil, un proceso que se ha dilatado en el tiempo más allá de lo previsto pero que parece ser tendría visos de resolverse en breve.
La última novedad al respecto la proporciona otro operador, Digi, que estaría dispuesto a comprar los remedies fruto de la fusión, allanando así el camino de la misma.
Aunque por el momento sólo tenemos una declaración formal de intenciones, lo cierto es que la maniobra de Digi abre la puerta a que la operación entre Orange y MásMóvil pueda cerrarse antes de finalizar el 2023.
De ser así, esta unión se convertiría en el primer operador en España, seguido por Telefónica, Vodafone y Digi en cuarto lugar.
Una fusión largamente dilatada
Corría el mes de julio de 2022 cuando se hizo público el acuerdo de fusión entre las dos operadores de telecomunicaciones. Tras meses de conversaciones previas, por fin se daba luz verde a una operación que supondría crear un ente valorado en 18.600 millones de euros. Sobre el mismo, cada parte tendría exactamente el 50% del accionariado con el mismo número de votos y derechos.
La idea de esta join venture era crear un operador que pudiere explotar al máximo las sinergias que ofrecían Orange y MásMóvil por separado. Alcanzada la unión, por delante tendríamos un escenario perfecto en donde desarrollar como eje principal las redes 5G y FTTH.
Pero por delante todavía quedaba un escollo importante, la aprobación por parte de Bruselas. Semejante operación precisa del visto bueno de Europa, pues con semejantes actores se corre el riesgo de incurrir en prácticas monopolísticas. Bien es sabido que los burócratas de la Unión manejan otros tiempos.
De hecho, en un primer momento se estableció el 21 de agosto como fecha límite para dar a conocer su decisión. Sin embargo, en el mes de julio la Comisión Europea decidió pausar el proceso a la espera de recabar más datos e información al respecto.
Los remedies son clave en la operación de Orange – MásMóvil
Lo que Bruselas busca a toda costa es garantizar que con el proceso de fusión entre Orange y MásMóvil no se vea perjudicada la oferta de redes en el sector minorista. Para ello, se persigue en cada país cuente al menos con cuatro redes operando. De producirse la mentada fusión, España pasaría a tener tres redes, por lo que para evitarlo se aplican una medidas conocidas como remedies.
Los remedies básicamente son operaciones de venta forzada de parte de la infraestructura, incluyendo el espectro móvil, con el objetivo de que otro operador explote las redes de fibra y las redes móviles. Se trata de una medida que Europa considera necesaria para no concentrar el poder en pocos nombres.
Es ahí donde hace acto de presencia Digi, quien a través de un acuerdo preliminar no vinculante ya ha indicado su interés por adquirir los remedies de esta operación. De confirmarse la posibilidad de acuerdo, el procedimiento Orange – MásMóvil desbloquearía una de las principales trabas con las que hoy en día se encuentra, allanando el camino hacia la fusión definitiva de ambas compañías.
¿Para cuándo podríamos tener la aprobación de Bruselas?
El pasado mes de octubre, coincidiendo con la presentación de resultados, Orange España emitió una nota en la cual valoraba la marcha del negocio e indicaba su pronóstico para el futuro inmediato. Entre otras cosas, la firma comentaba lo siguiente:
“El grupo Orange sigue confiando en que las autoridades competentes aprueben la transacción a finales de 2023, lo que permitiría finalizarla en el primer trimestre de 2024”
La llegada de Digi a escena podría facilitar estas previsiones. En cualquier caso, al margen de conseguir el visto bueno de Bruselas, también está sobre la mesa resolver la financiación de la operación. En primer lugar, el nuevo operador deberá de recalificar su rating para facilitar su acceso a los mercados, tratando de mejorar el actual B+ que tiene MásMóvil en solitario.
Ya sabemos que un conglomerado bancario estaría dispuesto a sindicar un préstamo de 6.600 millones de euros. La mayor parte de esta cuantía iría dedicada a pagar un dividendo asimétrico sobre los titulares de ambas compañías. A esta nueva deuda tendríamos que sumar la cuantía que se heredará por parte de la teleco española, valorada en otros 6.000 millones de euros.
En principio no tendríamos que ver ningún contratiempo en este sentido más allá de la cumplimentación de los plazos de formalización.