Sam Altman recupera el control de OpenAI: cambios en el directorio y presiones por parte de empleados

Cinco días después de su sorprendente y caótico despido, Sam Altman, CEO de la tecnológica Open AI, vuelve a su puesto. El inesperado movimiento que puso a Silicon Valley en alerta el pasado viernes habría sido corregido. Pero su regreso no ha sido pacífico, sino todo lo contrario, con una junta directiva que ha sido cambiada al completo exceptuando la figura de Adam D’Angelo.

Tanto la reincorporación de Altman como los cambios en la cúpula fueron anunciados ayer día 22 de noviembre por la propia empresa. A través de Twitter, Open AI quiso lanzar un comunicado que ponía fin a varios días de auténtico frenesí y que podrían haber llevado a la compañía incluso a su desaparición.

En paralelo, Sam Altman quiso pronunciarse al respecto minutos después de la comunicación ofreciendo su valoración de los hechos. El ejecutivo, recién reincorporado se expresó en los siguientes términos a través de redes sociales:

“Me encanta Open AI y todo lo que he hecho en los últimos días ha sido para mantener unido a este equipo y su misión. Cuando decidí unirme a MSFT el domingo por la tarde, estaba claro que ese era el mejor camino para mí y el equipo. Con el apoyo de la nueva junta directiva y de w satya, espero volver a openai y aprovechar nuestra sólida asociación con msft.”

Quedémonos con tres palabras de las que se han pronunciado: equipo, Microsoft y misión. Sólo así entenderemos el porqué se generó este caótico asunto y cómo se ha llegado a su desenlace.

La ética como punto de choque

Aunque en un primer momento el despido de Sam Altman cogió por sorpresa al sector, pues no entendía como una compañía tan reputada y puntera decidía desprenderse de su gurú, con el paso de los días pudimos averiguar más acerca del germen de esta crisis.

Al parecer, dentro de Open AI conviven (o convivían) dos visiones enfrentadas acerca de cómo debe de evolucionar la tecnología. De una parte teníamos la vertiente pragmática representada por Altman, que se centraba en explotar al máximo las posibilidades y los recursos introduciendo la IA en todos los campos posibles. Eso, entre otras cosas, se traduce en dinero. Mucho dinero.

Por otro lado, Ilya Sutskever, cofundador, científico jefe de OpenAI y hasta hace unas horas miembro del consejo. Éste representaba el ala cauta de la empresa, que buscaba ir más despacio y resolver primeramente todas las cuestiones de seguridad y ética que entraña una tecnología de este estilo.

Llegados a un punto de fricción grave, Sutskever había contado con el apoyo de otros dos miembros del consejo, Tasha McCauley y Helen Toner. El papel de estas últimas sería determinante a la hora de decidir el despido de Altman. El comunicado que se emitió entonces rezaba lo siguiente:

“La salida de Altman se produce tras un proceso de revisión deliberante por parte de la junta, que concluyó que no fue consistentemente sincero en sus comunicaciones con la junta, lo que obstaculizó su capacidad para ejercer sus responsabilidades”

Por supuesto, tanto la explicación como el hecho en sí causaron un enorme escepticismo en la industria. Entre los recelosos, la todopoderosa Microsoft.

El papel clave de Microsoft

La empresa de Bill Gates ha sido determinante en el desarrollo de esta historia. Microsoft controla el 49% de Open AI después de haber invertido 10.000 millones de dólares en la compañía a comienzos de este año, si bien es cierto que anteriormente ya había adquirido un paquete accionarial. A pesar de su peso, no contaba con un sillón en el consejo directivo.

Una vez que se conoció la salida de Altman, Microsoft no dudó un instante en ofrecerle fichar directamente por la empresa con el objetivo de seguir sus desarrollos desde el seno de la misma. Esto puso en alerta a Open AI, pues peligraba enormemente su futuro en caso de que el mayor accionista de la compañía decidiera dejar de apoyar a la empresa y centrarse en una nueva división con Altman a la cabeza.

Apoyo sin fisuras de los empleados de Open AI a Sam Altman, ¿mesías o diablo?

Otra de las claves que han promovido el regreso del CEO ha sido el apoyo unánime de la plantilla de Open AI. Ésta se quiso pronunciar a favor del directivo en cuanto se supo de su abrupta salida, y además se barajó la posibilidad de una fuga en masa de diferentes perfiles a la presumible nueva empresa bajo el sello de Microsoft.

Estaba claro que los trabajadores iban a seguir en masa a Sam Altman pero, ¿es realmente el líder prototípico que algunos medios pretenden dibujar? Sobre esta suposición, cabe señalar el tweet que publicó Elon Musk a propósito de una carta que recibió por parte de varios ex-trabajadores de Open AI:

En dicha carta, que se puede leer recuperada aquí, se denunciaron prácticas abusivas y poco éticas en el quehacer de Altman, incluyendo espionaje y purga para aquellos críticos con el giro radical que había tomado la compañía. Así pues, parece ser que aquellos que se han mantenido dentro de Open AI serían los adeptos a Sam Altman, y cualquier discrepante habría sido despedido con las mismas malas formas con las que el propio CEO lidió en sus carnes el pasado viernes.

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