La transición energética, un modelo que ya está implantado en buena parte de las economías desarrolladas, amenaza con afectar al mercado del petróleo. Las energías limpias juegan un papel fundamental en el mix energético actual, por lo que algunos operadores ya están hablando de una verdadera transición del modelo.
Ahora bien, mientras que el mensaje que se lanza parece ir encaminado a señalar una erradicación completa de esta materia prima. Nada más lejos de la verdad. Su uso podrá ser sustituido en lo referente a la generación de electricidad, porque influyen otros recursos cada vez más implantados, pero como veremos más adelante existe una utilidad mucho más ámplia del llamado oro negro.
¿Pueden las energías limpias sustituir a los combustible fósiles?
Aquí hablamos de una dualidad. Sí, pero no de momento. Las energías limpias, entendiendo como tales la eólica, la solar, la hidráulica o la cogeneración, cuentan con una serie de limitaciones severas.
Tal y como se ha podido demostrar hay determinados momentos del día en donde su producción merma considerablemente, y es entonces cuando la presencia de auxiliares toma fuerza.
Las energías limpias carecen, al menos por ahora, de una estabilidad necesaria para el mantenimiento de la red. Por esta razón necesita el apoyo de otros elementos de generación, como el carbón o el gas.
Mientras que no se avance en la solución de este problema, las limitaciones harán necesaria la utilización de combustibles fósiles o, alternativamente, energía nuclear.
El petróleo, un uso más allá de la luz
A pesar de los mensajes en contra del oro negro, lo cierto es que el uso del petróleo garantiza su durabilidad mucho más allá del campo energético. De hecho, en países como España el uso del petróleo es absolutamente residual dentro del mix de generación:
Así pues, vamos a repasar los principales campos en donde esta materia prima sustenta su futuro:
- Campo energético: El petróleo forma parte de aislamientos térmicos, cableados y componentes presentes en otros aparatos como por ejemplo las placas solares.
- Movilidad: Además, evidentemente, de la gasolina y el diésel, el petróleo se utiliza para fabricar lubricantes, asfaltos con los que pavimentar nuestras carreteras, así como también las distintas piezas que componen los automóviles o los meros elementos de protección al conductos (véase un casco de moto).
- Vida cotidiana: Aunque a simple vista no nos percatemos de ello, el petróleo está presente en los electrodomésticos que compramos y hasta en la ropa que utilizamos. Todos los envases de alimentos contienen una proporción de petróleo, e incluso los juguetes con los que juegan los niños.
- Salud: Quizás este sea el campo donde menos reparamos en el uso del petróleo, pero lo cierto es que desde el glicol que se usa en jarabes hasta las propias tiritas y vendajes, todo ello contiene elementos derivados del petróleo. En un campo mucho más evidente, el empleo de jeringuillas y tubos similares es posible gracias al petróleo.
Por lo tanto, considerar que el petróleo pueda ser sustituido de nuestro día a día es una absoluta entelequia.
La cotización del petróleo se mantiene ajena al debate
La consabida transición energética no ha tenido el más mínimo efecto en el precio del barril de petróleo, porque básicamente su cotización está intervenida por completo. El cártel de la OPEP+ es el encargado de gestionar el flujo de suministro y con ello se decide el crecimiento o decrecimiento del precio. Únicamente factores externos sobrevenidos, como lo fue el caso del COVID 19, pueden influir de manera decidida en el precio.
Tal y como podemos ver, en la siguiente gráfica se observa la evolución de los barriles Brent y West Texas en los últimos cinco años. Aún y con la pandemia y la adopción generaliza de energías limpias, ambas referencias han incrementado su valor en más de un 20%, lo que admite el hecho de que se trata de activos resistentes:
Semejante imagen se puede explicar perfectamente por el desglose de utilidades que hemos mencionado en el apartado anterior.