No son buenos tiempos para Ernst & Young. Según hemos podido conocer, esta empresa de consultoría, una de las llamadas Big Four del sector, ha reanudado la ronda de despidos entre su personal estadounidense. El pasado mes de abril la empresa ya acometió la marcha de 3.000 trabajadores, equivalente al 5% de su plantilla en el país, y al parecer no ha resultado suficiente.
La cifra que ahora mismo está sobre la mesa equivaldría a cerca de 100 socios del departamento de consultoría y otros 30 en estrategia y transacciones. Los roles además irían desde perfiles Junior hasta perfiles Senior, sin importar la antigüedad en el puesto. Al parecer la decisión vendría tomada a causa del mal desempeño que está teniendo el sector en general.
Este tipo de empresas suele focalizar su actividad en dos pilares: consultoría y auditoría. El primero de ellos es el que ha experimentado un rápido desarrollo en la última década y proporcionalmente resulta más rentable. Sin embargo, su principal pega es que resulta muy cíclico al ir estrechamente conectado al pulso económico. Por su parte, la auditoría sería el negocio aburrido, pero constante, gracias a los requisitos legales de información y contabilidad periódica de las empresas.
Con ello, la mayoría de los recortes que se están produciendo en el sector tienden a cebarse con la rama de consultoría. La bajada de nuevos proyectos en la antesala de una próxima recesión hace que las empresas inviertan menos en este sentido, lo que afecta al volumen de negocio.
“(Los recortes) se realizan donde el crecimiento se ha desacelerado notablemente y donde tenemos un exceso de capacidad […] Como parte de nuestra planificación a largo plazo, EY ha estado transformando nuestro negocio para centrarnos en las áreas donde nuestros clientes tienen las mayores necesidades”
Yang Shim, jefe de consultoría tecnológica de EY
La filial norteamericana de Ernst & Young representa aproximadamente el 48% de los ingresos totales de la empresa, que según los últimos resultados publicados ascendieron a 49.354 millones de dólares. En cifras absolutas, América aportó a la empresa 23.621 millones de dólares, un 12,1 % que el pasado ejercicio:
Guerra interna por el Proyecto Everest
Uno de los frentes abiertos de la empresa de consultoría es precisamente su cúpula organizativa. En abril de este año se conoció que el conocido como Proyecto Everest quedaba totalmente descartado después de un año de intensas negociaciones. Dicho proyecto obedecía a una idea impulsada por el antiguo CEO de la empresa, Carmine Di Sibio, por la cual se buscaba escindir los negocios de auditoría y consultoría. Pero frente a su idea tuvo a la franquicia estadounidense, que se oponía frontalmente.
El fracaso del Proyecto Everest ha supuesto también la salida de Di Sibio de la dirección de la compañía. La persona que ha sido designada para sustituirle en el cargo sería Janet Truncale quien, entre otras cosas, tiene por delante la difícil tarea de coser las heridas que su predecesor abrió con la pretendida escisión de los negocios.
No es la única empresa de consultoría en apuros
Aunque la noticia de hoy trae el nombre de Ernst & Young en cabecera, lo cierto es que son varias las empresas dedicadas al servicio de consultoría que se han visto obligadas a realizar importantes ajustes. Además, el argumento prácticamente se repite: el negocio de consultoría experimenta un importante retroceso.
Una de ellas por ejemplo fue McKinsey. Esta compañía se vio obligada a efectuar un severo recorte de personal en febrero de este año. De tal actuación se eliminaron 1.400 puestos, aunque el plan inicial contemplaba que la cifra pudiera escalar hasta los 2.000 puestos.
A finales del mes de abril, otra gran empresa de consultoría, Deloitte, despidió a 1.200 personas. Esto suponía el 1,4% de toda su plantilla en Estados Unidos.
Por otro lado, KPMG despidió al 2% de su personal en EEUU en el mes de febrero. Poco después se anunció que dicho plan se iba a incrementar paulatinamente hasta verse afectado el 5%. Hoy ya sabemos que además se ha practicado una congelación salarial sobre 12.000 de sus empleados en UK.
Los litigios también acucian al sector
Además de los propios apuros que pueda vivir la consultoría en un momento dado, también conviene recordar el recorrido judicial de sus grandes exponentes. La mentada McKinsey, por ejemplo, tuvo que pagar en 2021 una multa de 573 millones de dólares por su trabajo asesorando sobre opioides a la industria farmacéutica.
Ernst & Young tampoco se escapa en este sentido. La empresa de consultoría fue multada con 100 millones de dólares por la SEC el pasado año, al parecer por un fraude en las licencias de sus empleados. Además, en Alemania ha sido sentenciada a dos años sin poder operar dado su papel en el hundimiento de Wirecard. Recordemos que la caída de esta empresa supuso el mayor escándalo financiero del país, con importes que rondan los 4.000 millones de dólares.