Peligrosas señales comienzan a emerger en el panorama económico. Si bien las grandes cifras pueden hacernos creer que países como Estados Unidos capean la crisis con solvencia, lo cierto es, que determinados indicadores muestran lo contrario. Uno de los más seguidos, por su fidelidad a la economía de a pie, son las tarjetas de crédito.
La última información al respecto nos habla de un incremento importante en la morosidad de este tipo de productos.
El seguimiento de impagos es un testigo adelantado de potenciales problemas que puedan darse sobre otro tipo de compromisos crediticios, como lo son sobre todo las hipotecas.
Ahora que la FED se ha dispuesto a echar el freno en su escalada de tipos, parece que comenzamos a ver los motivos reales.
La deuda en tarjetas de crédito no deja de crecer
El banco de la Reserva Federal de Nueva York ha hecho público su informe trimestral sobre la evolución de los gastos y deudas en los hogares americanos. Según este organismo, el gasto en tarjetas habría aumentado en 48.000 millones de dólares en solo tres meses, alcanzando la cifra absoluta de 1,08 billones de dólares.
Lo grave, sin embargo, no estaría tanto en el volumen agregado como sí en el dato de morosidad que se está presentando.
Atendiendo nuevamente al informe, podemos observar cómo el apartado que más repunta es el que refiere a las tarjetas de crédito, que ha escalado posiciones hasta situarse en el 9,3% de los contratos.
Todavía queda lejos de los niveles alcanzados en la crisis financiera, cuando tocó el 13,7%, pero aún así se observa con preocupación.
El mismo informe comparte unas conclusiones poco halagüeñas al respecto:
“La morosidad de las tarjetas de crédito sigue aumentando desde sus mínimos históricos observados durante la pandemia y ahora ha superado los niveles prepandémicos”
Por cierto, a propósito de la gráfica anterior cabe señalar el dato que arroja la línea roja, correspondiente a los préstamos estudiantiles. A raíz de la crisis del Covid, se aplicó la llamada Ley CARES en donde se realizaba una moratoria de los pagos en este tipo de productos. Sin embargo, dicha moratoria ha vencido, aunque una prórroga del gobierno Biden ha pospuesto el inicio de los pagos hasta el 31 de diciembre de este año.
Quiere esto decir que a partir de enero de 2024 la gráfica vivirá una fuerte convulsión, porque a la apretada situación de muchas familias tendremos que sumas un nuevo gasto que llevaba tres años desaparecido.
¿Quién está detrás del repunte de la morosidad?
Si analizamos con detalle los datos, podremos apreciar que detrás de este repunte de impagos se encuentran dos grupos de edad: el que comprende de 18 a 29 y el de 30 a 39. Es decir, la Generación Z y los Millenials son los que están encontrado serios apuros para cumplir con sus planes de pago.
Por otro lado, el grupo de población que mejor cumple con los pagos sería el de los llamado Baby Boomers, aquellas personas nacidas entre 1946 y 1964. Curiosamente, también son los que más productos de este tipo utilizan, según se aprecia en el siguiente gráfico de distribución:
Se acabó el ahorro y las familias tiran de crédito, especialmente tarjetas
En tiempos de pandemia, las restricciones de movilidad y los confinamientos supusieron un espectacular incremento del ahorro familiar. Dicho con datos, la media de los hogares estadounidenses para el periodo 2015-2019 se situaba en el 7,4%, y en la primavera de 2020 llegó a alcanzar el 30%, tal y como podemos ver en la siguiente gráfica:
Semejante capital acumulado sirvió después para que los comercios y servicios lograsen recuperar buena parte del terreno perdido. Sin embargo, la presión de los altos tipos de interés y de la inflación han acabado por erosionar lo poco o mucho que pudieren atesorar los hogares.
Ya en el informe de crédito del segundo trimestre del año, la Reserva Federal de Nueva York señaló que el uso extendido de las tarjetas de crédito había crecido de forma significativa. En concreto, desde 2013 el porcentaje de norteamericanos que tenía una tarjeta de estas características en su poder había crecido un 10%, situándose hoy en el 69%.
En términos cuantitativos, la deuda en este tipo de productos superó ya el billón de dólares hace tiempo.